Los microservicios no son ni buenos ni malos en sí mismos: son una herramienta. En el escenario correcto, permiten escalar equipos, ganar flexibilidad tecnológica y desplegar de manera independiente. Pero en contextos más chicos o con sistemas menos complejos, suelen sumar más fricción, costos y burocracia que valor real.
Antes de adoptarlos conviene preguntarse:
- – ¿El negocio realmente necesita esta complejidad?
- – ¿El equipo tiene la experiencia y la infraestructura para sostenerlo?
- – ¿No sería más simple un monolito modular bien diseñado?
La respuesta rara vez es “usar microservicios porque sí”. La arquitectura debería ser siempre un medio para un fin: servir al negocio de la forma más eficiente posible.
Agradecimientos
Quiero agradecer a G2K por brindarme este espacio para compartir ideas y experiencias en equipo.
También a Mehmet Ozkaya por su artículo “Microservices Killer: Modular Monolithic Architecture” que me dio una mirada muy clara sobre cómo reducir la complejidad en sistemas distribuidos y bajar los costos de infraestructura. Lean su articulo para entender mas sobre migraciones y el funcionamiento tecnico de microservicios.